ENTREVISTA
domingo cisneros
(n. 1942, Monterrey, México) é escritor, artista visual e
educador cultural de origem tepehuano. Radicado em Quebec desde o final dos anos 1960, tornou-se uma figura central no diálogo entre arte, ecologia e culturas indígenas. Desenvolveu o conceito de território cultural, integrando
práticas artísticas com a natureza e os saberes ancestrais. Sua obra, que inclui livros como La guerre des fleurs – Codex Ferus e La Coyota, combina poesia, ecologia e pensamento crítico. Reconhecido com o Grand Prix de la Culture des Laurentides e com um doutorado honoris causa pela UQAM, Cisneros influenciou profundamente a arte indígena contemporânea no Canadá.

¿Como ocurrió el proceso de convertirse en escritor?
El proceso empezó gracias a las lecturas infantiles. Empecé a escribir a los catorce años. Poemas, relatos y minicuentos. Luego, a los quince, junto a mi amigo César Yáñez (años después asesinado por la policía), escribimos un cuento para un concurso de Ellery Queen Mystery, el cual mereció un segundo lugar.
Después entré a estudiar Arquitectura y por las noches Filosofía y Letras. Intenté el periodismo y empecé a escribir para El Porvenir, de Monterrey, pero pronto lo abandoné.
Entonces organicé y dirigí La Rabia, revista de literatura, que causo colera en la universidad. Recibí una paliza por el equipo de futbol de la facultad de Arquitectura, que me mando al hospital por varios días. Y fui expulsado de las dos facultades donde estudiaba, acusado de comunista, anarquista y sedicioso. Entonces, más que nunca, seguí con mi terquedad de seguir escribiendo.
¿Qué espacio ocupa la escritura en su vida?
La literatura y el Arte han ocupado todo mi espacio interior. Han sido oxígeno y comida, lugar de refugio y punto de partida. Son mi religión. Y mis armas contra una sociedad injusta.
Hace años, ante la pregunta si me consideraba más escritor que artista, respondí que era un simple Guerrero Cultural.
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¿En qué consiste su proceso de creación? ¿Tiene rutinas?
Mi proceso de creación está condicionado por el lugar donde escribo, las estaciones del año y el clima político y social del momento.
Años atrás, solía escribir por las mañanas, pero he cambiado. Ahora no sigo ninguna pauta rutinaria. Escribo cuando puedo, cuando tengo tiempo, durante el día o principios de la noche. Y mucho en el invierno.
Con la pandemia del Covid, me atacó una fiebre por escribir. En ese tiempo de encierro y restricciones, nació La Coyota, mi último libro.
¿Como se define lo que escribe?
No puedo definir mi escritura. No sigo un sendero recto o circular. Pero si existe algo escondido, persistente, es una rabia contra la injusticia, la falta de ética en la sociedad, el maltrato de la naturaleza y el racismo hacia las Primeras Naciones y poblaciones rurales.
Hace años, ante la pregunta si me consideraba más escritor que artista, respondí que era un simple Guerrero Cultural. Estas dos disciplinas (armas) se benefician una de la otra y han definido mi camino.
La literatura y el Arte han ocupado todo mi espacio interior. Han sido oxígeno y comida, lugar de refugio y punto de partida. Son mi religión. Y mis armas contra una sociedad injusta.
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¿Cuáles son sus influencias? ¿Por qué?
Siempre he amado la aventura, por lo tanto, en mi infancia, devoré a Salgari, Stevenson, Rider Haggard. En mi juventud, Ernest Hemingway, Joseph Conrad, Blaise Cendrars. Después descubrí la aventura interior y llegaron Knut Hamsun, Louis Ferdinand Céline y Malcolm Lowry. También debo agregar a Henry Miller, Kerouac y D. H. Lawrence.
A nivel latino americano, los cuentos de Horacio Quiroga. Mas tarde, Ernesto Sabato y Julio Cortázar. En portugués, Saramago y Jorge Amado. En cuanto a la literatura mexicana, José Revueltas y Juan Rulfo.
¿Qué libro le gustaría haber escrito? ¿Por qué?
Me gustaría haber escrito una Historia Verdadera de United States of Central North America, para poner en su sitio al más grande depredador de los últimos tiempos.
también hubiera querido, a partir de La Flore Laurentienne de Marie Victorin, pasar de la botánica académica a una botánica cultural, pragmática, dando toda la importancia a la utilización de plantas y árboles, en la mayor cantidad de disciplinas diversas. Algo cercano a la Historia Natural, de Plinio el Viejo.